ADOLEZCO

Juan Fernando, el nombre de un joven capitán cuyo navío quedó anclado al puerto hace dos décadas.
Juan, la leyenda, el héroe de esta ilógica película llamada “vida”, su estela de sacrificio orbita en mi mente hace dos semanas.
Juan, al vacío hoy decido ponerle tu nombre y a estas palabras carentes de sentido…
Juan y, el estruendo en mi alma al repetir esta gran tragedia es aún peor.
Juan, sentir que partiste para no volver es difícil de asimilar, incluso cuando hablamos de tus dolores, tus proezas, el amor, tu ejemplo…

Queda en ruinas aquél hogar que abandonas con más incertidumbre que certeza y, a pesar de que todos allí sean aves fénix, debo decir que la tristeza nos ha consumido.

Juan, hay tantas cosas que dejé de decirte, tantas risas que no compartimos, tantos momentos que nos faltó por vivir; pero te amo y aún estás en mis oraciones diarias.

Deja un comentario